lunes, 31 de enero de 2011

¡QUÉ MIEDO!


Pedro era un niño de 10 años. Su estatura era normal, pero muy fuerte. Sus ojos oscuros y pelo claro. Un día Pedro y sus amigos, Juan y Ana, fueron a una casa encantada que había a las afueras del pueblo. Pedro dijo:
-¡Vamos a entrar!
Juan y Ana respondieron a la vez:
-¡No! Puede ser muy, pero que muy peligroso.
Ana con cara de asustada dijo a Pedro:
-¡Incluso...¡Puede haber fantasmas!
Pedro y Juan se quedaron con una cara de miedo. Pero Pedro, que era muy valiente, le respondió a Ana:
-¡Ja,ja,ja..!¡Es imposible Ana que en esa casa haya fantasmas!
Pedro entró en la casa. Estaba muy, muy oscura. Ana sintió un ruido extraño y dijo:
-Chicos, ¿habéis oído eso?
Juan y Pedro respondieron:
-No, ¿el qué?
-Ese ruido de allí, en la esquina -respondió Ana.
Asustados los amigos miraron en la esquina y dijeron:
¡Aaaaaahhh! ¡Una rataaaa!
El susto ya se les calmó. Pedro dijo:
-¿Y si subimos a la planta de arriba?
Pedro y Juan subieron pero Ana se quedó esperando abajo. Juan dijo:
-¿Vamos a esta habitación?
Pedro respondió:
-¡Vale, vamos!
Los dos a la vez, abrieron la puerta y ¡Madre mía! ¡Qué susto se han llevado! ¡Se encontraron con un hombre muerto en una silla! Juan y Pedro se acercaron y gritaron:
-¡Aaaaaaaahhh!
Ana se asustó y salió corriendo gritando:
-¡Sooocoorrooooo! ¡Sooocoorroooo!
Y no se supo más sobre Pedro y Juan, ¿o sí? ¡Sí! Porque era una broma de Juan y Pedro. Pero aún así el muerto estaba en la silla. Pedro y Juan pensaron y dijeron:
-¿De quién será el cadáver?
Ya, saliendo por la habitación, se dieron media vuelta y el muerto no estaba.

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